La calle está sola y yo voy solo
y aunque mis pies están cubiertos,
sus pasos suenan solos, descalzos:
ecos de mis huellas, latidos de mi corazón que caen
y se libran de mi cuerpo.
Mis pasos van,
y yo voy
montado en ellos,
dejándolos atrás, en el ayer,
en el ahora,
en este eterno caminar del tiempo
sin tiempo: laberinto sin entrada.
En esta calle sola,
¿Dónde está la gente,
las ventanas abiertas de música,
el jardín de pasos en el que jugaban mis pasos?
Reconozco las grietas,
las palabra del aire, las esquinas;
Yo soñé con esta calle,
yo soñé con este día,
Antes de pensar sé lo que voy a pensar
me miro las manos y reconozco el
mapa que hay en ellas
… sé hacia donde voy y no quiero…
Mis pasos suenan como el
segundero de un reloj.
By: Ricardo Dávila Díaz Flores
y aunque mis pies están cubiertos,
sus pasos suenan solos, descalzos:
ecos de mis huellas, latidos de mi corazón que caen
y se libran de mi cuerpo.
Mis pasos van,
y yo voy
montado en ellos,
dejándolos atrás, en el ayer,
en el ahora,
en este eterno caminar del tiempo
sin tiempo: laberinto sin entrada.
En esta calle sola,
¿Dónde está la gente,
las ventanas abiertas de música,
el jardín de pasos en el que jugaban mis pasos?
Reconozco las grietas,
las palabra del aire, las esquinas;
Yo soñé con esta calle,
yo soñé con este día,
Antes de pensar sé lo que voy a pensar
me miro las manos y reconozco el
mapa que hay en ellas
… sé hacia donde voy y no quiero…
Mis pasos suenan como el
segundero de un reloj.
By: Ricardo Dávila Díaz Flores